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Only God Was Above Us de Vampire Weekend es como si Ezra Koenig hubiera decidido meterse en un DeLorean y conducir por todas las etapas de la banda mientras escucha su propio Greatest Hits en bucle, pero con un toque de existencialismo de mediana edad. Desde el primer acorde de “Ice Cream Piano”, Koenig nos lanza a una mezcla de melodía suave y letras introspectivas, como si estuviera tratando de recordarnos lo increíble que es… mientras se pregunta por qué demonios aún no hemos captado el mensaje.
Este disco es un ejemplo perfecto de cómo mirar al pasado puede ser tanto un abrazo como una bofetada. Vampire Weekend no teme reciclar sus viejas fórmulas—de hecho, las sacan brillo y te las sirven con un toque de jazz y electrónica porque, bueno, pueden. Temas como “Gen-X Cops” son la carta de Koenig diciendo: “Sí, ya no soy un veinteañero idealista, ¿y qué?” Es una canción sobre cómo, tarde o temprano, todos nos convertimos en aquello contra lo que solíamos rebelarnos, pero lo dice de forma tan pegajosa que no puedes evitar mover la cabeza al ritmo.
Y luego está la producción de Ariel Rechtshaid. Este dúo dinámico ha subido la apuesta a un nivel que hace que sus discos anteriores parezcan ensayos. Cada canción está tan meticulosamente ensamblada que podrías pasar días escuchándola solo para descubrir nuevos detalles. Es como si te sirvieran un banquete gourmet, pero con cada mordisco te dijeran: “Ah, ¿creías que ya lo habías probado todo? Mira esto.”
“Hope”, el épico cierre de ocho minutos, suena como si Vampire Weekend hubiera dicho: “¿Vamos a terminar con algo sencillo? No, vamos a lanzarte un himno apocalíptico, y aún así te va a sonar como una canción de fogata”. Y lo mejor es que funciona. Es extraño, inesperado, y al mismo tiempo, exactamente lo que quieres escuchar cuando la banda pone punto final.
Y, por supuesto, está la inevitable referencia a Nueva York, porque no puedes tener un álbum de Vampire Weekend sin un guiño a la Gran Manzana. Aunque ahora viven en Los Ángeles, siguen aferrados a esa idea de Nueva York como un lugar casi mítico, medio derrumbado pero eterno. Es como si estuvieran diciendo: “Nos hemos ido, pero nunca nos iremos del todo”.
Este álbum es un golpe maestro que te grita: “¡Mira lo que todavía podemos hacer!”, y te deja preguntándote si alguna vez tendrán un techo. Spoiler: no lo tienen. Only God Was Above Us no es solo uno de los mejores discos de 2024, es Vampire Weekend en su forma más gloriosa, recordándonos por qué son y seguirán siendo los reyes del indie-rock cerebral y descaradamente entretenido.
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