Año 2000, Glastonbury. La gente, empapada y fangosa, corea canciones de Travis mientras tú te preguntas si alguien les avisó que hay una banda que, en otro escenario, está redefiniendo el concepto de “épico”. Porque mientras Travis cantaba sobre la lluvia, los Flaming Lips estaban en su propio universo, lanzando a la humanidad un álbum que suena como si Brian Wilson hubiera ingerido demasiados caramelos cósmicos.
The Soft Bulletin es ese tipo de disco que, después de 17 años de carrera, te hace pensar: “¿Por qué estos tipos no están llenando estadios?” Ah, claro, porque en lugar de hacerlo fácil, Wayne Coyne y su pandilla decidieron reinventarse, deshacerse de su guitarrista y hacer música que suena a la banda sonora… More