erik skauch

Está muy bien, fresquito y motivador. Puede que el rollo cantautor folk-punk sea facilón pero hay que hacerlo bien.

Pues más de lo mismo. Es fácil una vez encuentras el filón.

Claro, queda poca agua en la fuente después de que todo quisqui haya llenado sus garrafas.

Tardó un poco en entrar pero ahora ya solo toca acostumbrarse a pasarse la vida con Ice Cream Piano y Capricorn 24h en la cabeza, como un acúfeno.

Es el favorito de Fat Mike y también el mío. Hasta el tema diez es contra natura no escucharlo de un tirón.

Qué coño voy a decir yo aquí.

No me envejecieron bien los hits que había escuchado antes de Billie Eilish -o igual me sobraron 300 de las 500 veces que oí "bad guy" en todas partes- pero este disco me entró como un batido fresquito. Solo hubiera pedido un poco más de riesgo y volumen en la voz. Pero vamos, que muy bien.

Si hubiese durado la mitad podría haberme ahorrado no tener ganas de nada el resto del fin de semana.

Tiene cositas, a medio camino entre Marco Z y Frank Turner. Hay una generación que bebió del pop-punk de los 200x y encontró en lo bedroom la manera de dar forma, sin sacrificar calidad, a su rollo construyendo un público desde abajo en las redes. No está mal y es probable que acabe estando mejor.

Seguro que fue más divertido de grabar que de escuchar pero se entiende que esto sea lo primero que te sale después de 13 años. Se deja oir bien de fondo, con curiosidad de ver cómo lo lleva al directo para que no nos entre la modorra. Lo mejor, los títulos de las canciones.