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5/5 stars

Lanzado en julio del 74, con emblemática portada de falsas vibraciones playeras, no sólo es un disco pesimista en sus ideas y en su música, sino también en su propia concepción. En 1973, Young giraba para presentar Time Fades Away e, irredento, intentaba aprovechar cada minuto, antes de que la vida se le escapase (como él mismo iba viendo que a otros compañeros de generación les estaba pasando). Así que en una vigilia en Irlanda compuso Tonight's The Night, y entró en barrena alcohólica. Nadie, ni el público ni el sello Reprise, estaban aún preparados para acoger esas canciones, por lo que la discográfica amenazó con no publicarlo. Young, cabalgando la ola y lo que pillara a su paso, compuso entonces On The Beach. O lo tomas o lo dejas.

Lo tomaron, aunque fue por no quedar otra. De hecho, durante años, On The Beach estuvo descatalogadísimo, enviado al destierro por una industria musical que no lo quería, no lo entendía y no lo deseaba reescuchar. Ni salía en los recopilatorios: en Decades, el grandes éxitos por antonomasia de Neil Young, sólo había dos canciones de este album. Cuando primero internet y luego la reedición de 2003 pusieron fin al destierro de más de 20 años, lo que encontramos fue la piedra filosofal de Red House Painters, Mark Eitzel, Songs: Ohia, y cientos de voces más.

On The Beach no es como Harvest o After The Gold Rush: no hay inmediatez, no hay asideros fáciles. Es, como sus compañeros de ruta Times Fades Away y Tonight's The Night, un disco oscurísimo, líricamente insoportable, violento en su melancolía (que, de hecho, no puede ser melancolía porque ésta ha de ser una tristeza suave y reposada y aquí hay poca suavidad). Transitan por él, de continuo, la desesperación, la soledad, la muerte, el crimen, la sociedad alienada, el fin del sueño hippie. Es una oda a los 70, pero a unos 70 en los que la gente se moría cerca.

De primeras, parece un disco sedado, narcotizado. La misma sensación que luego Kurt Vile ha sabido mezclar con las enseñanzas circulares de la Velvet. Pero entrar en los vericuetos de On The Beach es también descubrir que aquí hay mugre y furia, antes que tranquilidad. El Neil Young que se va a la playa no es uno hermosamente calmado, sino uno con el alma hecha jirones. Suena así en el segundo tema, 'See The Sky About To Rain', uno que encajaría perfectamente para explicar a qué suena la discografía de Wilco (Neil Young explica más discos de otros que los suyos). Cómo entra esa armónica final para acabar de destrozar al oyente, que ya se había confiado… Diez segundos y quisieras que siguiese sonando, soñando...

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