Este señor sigue dibujando melodías de una intimidad y belleza que arrebatan con sólo repeticiones de no más de cinco o seis acordes, y sin perder un ápice de dramatismo. Porque de verdad que la simpleza de estos temas no les quita intensidad, en todo caso subraya sus progresiones épicas, capa a capa.
No sé si tiene sentido hablar de depuración de técnica porque en esencia estas composiciones son esqueletos brillantes, cuesta no emocionarse con tan pocos detalles, tan pocos instrumentos…