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No One Really Listens to Oscillators de Indian Wells es como una de esas películas de arte que algunos no entenderán ni con subtítulos, pero que para los que se atrevan a quedarse, ofrece una experiencia profunda y envolvente. Sí, puede que el título ya te esté advirtiendo de lo que viene: no todos le prestan atención a los osciladores. Pero Pietro Iannuzzi lo hace, y lo lleva a un nivel obsesivo, como si nos estuviera diciendo que estamos todos perdiéndonos de algo increíblemente importante mientras él manipula minuciosamente cada frecuencia.
El álbum es como un rompecabezas interminable, y eso es justo lo que lo hace tan fascinante. Cada pista está diseñada con la misma atención al detalle que un arquitecto aplicaría a un edificio que nunca verá la luz del día. Es el equivalente musical de esas infraestructuras inacabadas en Calabria: fascinantes, desconcertantes, y completamente hermosas en su caos incompleto.
Iannuzzi no está aquí para complacerte con bangers de club. No. Ha dejado atrás esa etapa, y nos invita a un viaje más introspectivo, uno que nos recuerda que la belleza está en las imperfecciones. Si alguna vez te has preguntado cómo sería la banda sonora de una vida que no tiene respuestas claras, este es el álbum. Y aunque las referencias a Boards of Canada o Aphex Twin son inevitables, Indian Wells toma esos ecos y los transforma en algo tan suyo que ni siquiera te importa si “no terminas de entenderlo”.
Hablemos de la portada, es como un puñetazo artístico en la cara: una escultura de Judith Scott que, al igual que el álbum, no te deja escapar sin hacerte sentir algo. Sus hilos enredados y su caos visual son el reflejo perfecto del viaje sonoro de Indian Wells: nada está pulido, todo parece incompleto, pero ahí está su fuerza, en lo imperfecto. Te desafía desde el primer segundo, diciéndote: “Si no estás preparado para desentrañar este caos, ni lo intentes”. Pero si te atreves, prepárate para descubrir una belleza tan cruda que te dejará marcado.
Cada escucha te desafía a profundizar más, a encontrar lo que has estado ignorando en tu día a día. Y sí, puede que muchos se rindan antes de llegar a la última pista, pero eso es precisamente lo que hace de No One Really Listens to Oscillators una obra de arte para los que realmente quieren escuchar. No es un álbum fácil, pero si tienes la paciencia, te va a recompensar con capas de significado y emoción que no sabías que necesitabas.
¿La clave para disfrutarlo? Relájate, acepta el caos, y deja que los oscillators te arrastren.
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