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4/5 stars

Aquí es inevitable querer a Andrew Savage, la principal cabeza pensante de los amadísimos Parquet Courts. Y su carrera de discos en solitario siempre se ha alejado de la banda madre a base de intentar domar ese impulso enérgico sobre el que se sostienen las canciones del grupo.

En Several Songs About Fire, A. Savage da un paso adelante en ese ejercicio de doma: está a gustito en canciones donde suenan los Apalaches y los punteos indies casi a la vez, como el glorioso inicio de ‘Hurtin’ or Healed’ (“Hollowed face stranger / Just who might you be? / In the mirror, someone's crying / With the same eyes as me”). Vive encantadísimo de toquetear, con toda la calma, teclados de psicodelia de juguete y saxos que te rompen sin avisar (‘Le Grand Balloon’).

Several Songs About Fire es, además, un disco con letras excelentes que te atizan con fuerza pero que llegan con suavidad. Me he enamorado de esta frase: “each time you leave me, I say it’s the last time I’ll let you, cause I’m certain that I’ll repeat my past”. Me he enamorado de esta otra: Wilder than the fires / That burned on TV / The sound was muted, but I could hear it / I was the forest and I could feel it.

Por supuesto, hay canciones para el subidón, pero es uno que vive desenchufado de las zonas más punk que habitan en su corazón: ‘Elvis In The Army’ (con un Elvis en la letra y otro Elvis, Costello, en la música; James Joyce, qué haces tú aquí), ‘Riddin’ Cobbles’ o ‘David’s Dead’, que es directamente good old rock’n’roll… sobre la muerte de un sintecho del barrio de Savage en Nueva York. Incluso ahí, incluso cuando Savage está subido al ritmo trotón de Parquet Courts, hay algo realmente especial y quebradizo en su letra:

I remember parties where people would dance to rock 'n' roll all night / I remember parties where people would show up just to start a fight / I remember nights when we did both and I remember what you wore: / A turquoise dress and tequila grin / A mirthful mess when you walk in the door.

No os voy a contar más. Está este disco tan en el zeitgeist que anda Cate LeBon por aquí (al piano, al bajo), pero no lo produce porque era mejor que John Parish hiciese eso que se le da tan bien: enamorarse del espacio entre las notas y grabar como si todos los implicados estuviesen en tu habitación.

Y tu habitación siempre se va a poner muy contenta de volverlos a tener por aquí, incluso aunque tú no estés seguro de si estás herido o ya curado. Excelísimo inmediato.

(copypasteado de la original en Hipersónica)

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